Rodeo Linares quiso recordar este hecho histórico en materia de las comunicaciones, y para ello invitamos al periodista Enrique Gutiérrez y al reportero gráfico Osvaldo Rojas –autores de esa revista- para que nos contaran la historia.
Contactarse con Enrique fue fácil, porque es integrante porque es integrante de nuestro equipo periodístico desde hace tres años y él se encargó de reunirse con Rojas para buscar los ejemplares, que a estas alturas son muy escasos, y así poder hacer alguna foto para mostrar las portadas de los cuatro anuarios publicados hasta 1989.
Iniciamos la historia preguntándole a Enrique cómo se gestó la creación de esta revista corralera, y aquí van los datos iniciales.
“Habitualmente yo era invitado a participar en las reuniones quincenales que los días miércoles realizaba la directiva de la Asociación de Rodeo, en el Club de la Unión de Linares, hoy desaparecido, y en un momento de la reunión Pedro Agurto Domínguez, abogado, corralero y Presidente de la Asociación en esa época, me preguntó si podría desarrollar algún trabajo periodístico permanente para difundir las actividades de la Asociación. Le respondí de inmediato que contara con toda mi disposición y le sugerí elaborar un boletín informativo mensual para repartirlo entre todos los clubes, que eran 7 en esa época, para informar a todos los socios del rodeo linarense.
Pedro Agurto me respondió que le gustaba la idea y que le presentara un proyecto definitivo en la próxima reunión, de tal forma que ya me sentí comprometido y deseoso de trabajar, de modo que a los dos días ya estuve pensando que más que un boletín se podría editar una revista, que se constituyera en el anuario de la Asociación del Rodeo Chileno de Linares.
Es bueno considerar que en la parte informativa escrita en esa época, el rodeo solo contaba con el anuario de la Federación de Rodeo, con la columna “Medialuna” que cada jueves escribía el periodista Raúl Pizarro en el diario El Mercurio de Santiago, medio de comunicación en el que se desempeñaba como jefe de deportes. Al mismo tiempo y no con mucha constancia, podríamos decir que quincenalmente el periodista Florindo Maulén publicaba su columna “Al aguaite” en el diario La Tercera.
Eso, y nada más que eso era toda la difusión que el rodeo tenía en los medios de comunicación escritos, tanto diarios como revistas de nuestro país, a lo que podríamos agregar algunas noticias esporádicamente que se publicaban en los diarios El Rangagüino, La Prensa de Curicó, La Mañana de Talca, El Heraldo de Linares, La Discusión de Chillán y Tribuna de los Ángeles, entre otros diarios chilenos, publicaciones que se hacían a propósito de algún rodeo solamente, no de forma continua”, nos cuenta nuestro colega Gutierrez.
De inmediato le preguntamos qué se pensó para financiar la revista, a lo que Enrique nos responde de inmediato, “no era muy difícil, en ningún momento pensé en una tarea imposible porque en la oportunidad conversé con el recordado Leonel Soto Ortiz, fallecido este año, quien tenía muy buena relación con muchos alcaldes de nuestra provincia, y le pedí que él gestionara con cada uno de ellos el compromiso de comprar al menos cada municipio cincuenta revistas, con lo que ayudaría al financiamiento y por supuesto que serviría para dar a conocer más en diversas esferas la publicación. Mi amigo Leo, como así lo llamábamos cariñosamente todos, no demoró mucho en concretar la idea, y de ahí partimos con la seguridad de tener un buen financiamiento y yo me dediqué de inmediato a contactarme con diversas empresas de la provincia de Linares, cuyos propietarios tenían muy cercanos contactos con el rodeo y como la Asociación me entregó el respaldo de que la revista, que aún no tenía nombre, sería el órgano oficial de la Asociación de Rodeo de Linares, y de allí pasé a elegir el nombre, no se me ocurrió otro nombre más corralero y acampado que Puntos Buenos. Esta es la historia del nacimiento del anuario del que hoy estamos recordando 34 años de su primera publicación.”
¿Y qué pasó con las fotos?
“Ese tema era muy fácil, porque Osvaldo Rojas, que era un lolo recién iniciado en la fotografía al amparo de su padre, el famoso Bambam Rojas, ya trabajaba conmigo para el diario La Tercera en la parte fotográfica como así mismo en el diario El Heraldo.
Manos a la obra nos dijimos y empezamos nuestro trabajo reporteando toda las actividades corraleras de la Asociación Linares, tales como rodeos, criaderos, celebraciones de los clubes, etcétera, para ir acumulando material y coleccionando decenas de anécdotas bastantes divertidas que posteriormente fueron incluidas en los anuarios bajo el título de “Al Piño…”, hechos que aún recuerdan los corraleros de la época. Fue un largo trabajo, pero muy entretenido ya que nos permitió conocer a mucha gente del ámbito corralero linarense y entablar relaciones que aún perduran.
Dato anecdótico de ese primer número de Puntos Buenos son, por ejemplo, la incesante búsqueda de una foto espectacular para la portada de la revista que ilustre esta crónica, y quién tuvo la oportunidad de obtenerla fue Bambam Rojas en un rodeo Interasociaciones de la inolvidable medialuna del Corral Puerta Abierta, con Néstor Morales atajando en el Gorgoriko y con Pedro Agurto al arreo en el Cutrán; ellos eran la collera emblemática de Linares en esa época.
Lo otro anecdótico fue la urgencia con que socios y dirigentes de diversos clubes nos apuraban para sacar pronto a circulación el primer número de Puntos Buenos, y la verdad es que nadie sabía el contenido de la revista ni con qué se iban a encontrar cuando apareciera. Recuerdo un ejemplo de una petición de un dirigente, que por razones obvias no voy a nombrar, me pidió un día que mientras imprimía las otras revistas le trajera siquiera una para verla, a lo que tuve que responderle que la edición salía completa y no de a un ejemplar desde la imprenta. Llegó por fin el mes de octubre en sus últimos días y el gerente de la imprenta Gutenberg de Talca me anunció que la revista Puntos Buenos ya estaba lista.
Había que celebrar, de modo que programamos un coctel que se realizó en el segundo piso del Manhatan de propiedad del recordado Hugo González. Participaban los integrantes de la directiva y los presidentes de clubes; llegó el momento fulminante de abrir los paquetes. La sorpresa fue mayúscula al ver una revista con tapas en colores, 64 páginas, muchas fotografías en blanco y negro y color y destacados avisos comerciales. Ningún dirigente sabía ni había imaginado lo que llegaría a sus manos, así de simple fue la aparición de Puntos Buenos que empezó a circular a través de los clubes de rodeo de Linares y otras entidades.”
Por eso en una fecha como esta, a mediados de la primavera del 2020 recordamos el nacimiento de Puntos Buenos, una revista que puso a la Asociación de Rodeo de Linares en el primer lugar del periodismo corralero nacional. Un par de años después aparecieron las Asociaciones de Rodeo de Ñuble con “Ñuble al Aguaite” y la Asociación O’Higgins con “Las quinchas de O’Higgins”.
Recordamos que este éxito linarense lo compartimos con todo el ámbito corralero chileno, ya que se le enviaron, como obsequio, diez ejemplares a la Federación del Rodeo Chileno y cinco ejemplares a cada una de las Asociaciones de rodeo de nuestro país.
En lo que respecta a las fotos que ilustran este reportaje, puntualicemos que Enrique Gutiérrez y Osvaldo Rojas nos muestran las cuatro ediciones de Puntos Buenos, publicadas en los años 1986, 87, 88 y 89. La número 1 con Morales y Agurto en Gorgoriko y Cutrán; la número 2 con Felipe Urrutia y Mariano Torres en Barbechero y Coigüe; la 3 con Joselo Astaburuaga y Néstor Morales en Lagrimilla y Cutrán, y la número 4 se muestran diversas facetas del rodeo, tales como atajadas, domaduras y novillo del silencio.
En los próximos días continuaremos recuerdos de esta historia periodística de nuestra Asociación de Rodeo Chileno de Linares.