En el marco del último adiós a quien fuera uno de los principales socios del club Parral, don Juan Hernández (Q.E.P.D), su presidente don Pablo Ibáñez, tuvo palabras emotivas, llenas de recuerdos y nostalgia por los buenos momentos que compartieron en torno al rodeo ya la vida misma.
En vida, don Juan Hernández fue homenajeado en 2015 por la Asociación deportiva del Rodeo Chileno de Linares con el Premio a la Trayectoria, instancia en la que evocó grandes recuerdos y nostalgia ante los presentes.
Fue presidente y dirigente del club de Rodeo de Parral, único club al que perteneció desde muy niño; colaborador de numerosas entidades sociales, también lo despidieron lo despidieron Rotary club de Parral, entidad a la que perteneció por más de 40 años entre otras agrupaciones.
A razón del último adiós al gran corralero Hernández, es que les compartimos a continuación las emotivas palabras que Ibáñez dedicó a don Juan Hernández.
"Tuve el agrado de conocer a don Juan cuando yo apenas tenía 19 años, por allá por 1990, cuando ingresé al club Parral; él como el caballero que siempre fue me dio una muy buena acogida, es más, como éramos vecinos de la Heras siempre me invitó a que fuéramos a su campo a topear o a galopar nuestros caballos.
Fue la época de la Medallita y la Alegría, la cual, como lo dice su nombre, le trajo muchas alegrías a don Juan a pesar que él corría la Medallita, siempre por la orilla y atajando de a dos, nunca al piño ni descontando, sus yeguas y el gran compañero que tenía, don Miguel López lo llevaron a Rancagua, con grandes desempeños.
Tuve la oportunidad de verlo muchas veces en sus yeguas y ganando champions y disputando otros, fue un huaso y buen corredor, señor de las medialunas.
La verdad fue siempre un caballero, aunque huaso primero. Mi padre que también era arrocero, siempre me decía: 'mira a don Juan siempre de huaso, impecable, no sé cómo lo hace para revisar su arroz y andar con sus zapatos de huaso siempre lustrados'.
Fue un gran colaborador y amante del rodeo y cuando ya yo fui un hombre y me tocó ser presidente del club Parral; siempre me decía, 'Pablito, usted no se preocupe por el ganado de Champion'. Siempre ese ganado lo prestaba él y le gustaba elegirlo y que fuese de muy buen tipo para la serie de campeones. Es más, siempre prestaba también para las series, pero su mayor preocupación era ese ganado para el champion.
Fue un gran promotor de que reconstruyéramos la medialuna de Parral, Santiago Urrutia Benavente, donde también tuvo la iniciativa en que los que pudieran hacer un aporte para esta reconstrucción lo hicieran; lógicamente el primero fue él y varios más lo seguimos.
Fue un gran hincha de su hijo Juan Paulo cada vez que corría y vibró en cada uno de sus logros. Tuve la oportunidad de ver varios de esos champions junto a él, y siempre se ponía nervioso en los cuartos toros y me preguntaba cómo iban las otras colleras, y yo que generalmente llevaba anotados los puntos y cuando ya estaba claro que Juan Paulo era el ganador, le decía: 'estamos don Juan, Juan Paulo ganó', pero me decía 'Pablito hay que esperar que la última collera corra, no celebremos aún, hay que ser correctos y respetuosos con las demás colleras', aunque fuera imposible que lo superaran. Siempre un caballero y no pasar a llevar a los demás.
Más de alguna vez que le pregunté por la señora Bernardita, me contaba que andaba en misa, dándole gracias a Dios por el esposo que tenía, y reía.
Tenía muchos dichos que siempre traían alguna enseñanza y había uno que me lo dijo más de una vez: 'Pablito, ayúdese que Dios lo ayudará”. Me costó entender que se refería al sacrificio y perseverancia que uno tenía que tener en la vida para que al cabo del tiempo se vieran los resultados de esto. La verdad don Juan fue un gran señor de los campos chilenos, un gran Huaso y un gran padre para sus hijos y familia, pero creo que por sobre todo y por lo que conocí, fue un gran hombre que dejó una linda familia, señora, hijos y nietos que tendrán siempre un gran recuerdo de él en sus corazones."-