La Medallita y la Alegría, un recuerdo imborrable para Juan Hernández y Miguel López


- Las recordadas yeguas que completaron en dos rodeos y  del Clasificatorio de Temuco pasaron a Rancagua. 

 

Texto Pamela Lara y Enrique  Gutiérrez; Fotos, Osvaldo Rojas.

 

Hablar de  la Medallita y la Alegría es recordar momentos vibrantes y hermosos que vivió la familia corralera linarense -especialmente la de Parral - a comienzos de la década del 90.

Averiguamos por aquí y por allá cuando se nos solicitó hacer un reportaje acerca de estas famosas yeguas,  una negra y la otra mulata, que tuvieron una espectacular aparición en el primer semestre del año 1990.

Supimos,  por ejemplo, que ambas mancas habían sido compradas por Juan Hernández, destacado corralero del club Parral,  quien hoy permanece en reposo en su domicilio de Parral y lamentablemente complicado de salud,  de modo que fue su hijo Juan Paulo quien gustoso nos entregó datos relevantes acerca de la historia de estas famosas yeguas.  Digamos también que Miguel López nos aportó lo suyo,  ya que en su destacada trayectoria corralera,  las tajadas que logró hacer sobre los lomos de la Alegría ocupan un recuerdo preferencial. 

Ambas yeguas fueron compradas a mediados de 1989 por Juan Hernández,  quien tenía deseos de hacer una buena temporada corralera y para eso debía reforzar su plantel, en el que ya existían caballos y yeguas con bastantes atributos. 

"Yo llegué a trabajar con don Juan a comienzos de agosto de 1989", nos cuenta Miguel López,  "y de inmediato tuve que empezar el trabajo con ambas tierras, ya que las dos eran muy nuevas, cinco y cuatro años respectivamente,  así es que hubo que ponerse firme y observé que ambas tenían muchas condiciones y era factible sacarles buen provecho", nos habla el arreglador y jinete contratado en esa oportunidad. 

En el diálogo que prosigue,  Miguel hace recuerdos cariñosos de Juan Hernández,  calificándolo como un hombre muy respetuoso,  cordial y fácil de entenderse con él,  por lo que guarda recuerdos imborrables del tiempo que estuvo contratado residiendo  en el fundo Las Eras en la ruta hacia Catillo.

"En este último tiempo he querido ir a verlo,  pero lamentablemente no se ha podido ya que su enfermedad le impide recibir visitas,  así que me quedo con este grado recuerdo de haber trabajado para él y haber corrido en diversos escenarios del país", confesó López  Peñaloza. 

En otra parte de su narración,  Miguel nos relata que las yeguas fueron sacadas por primera vez a un rodeo Provincial que se corrió en Parral a fines de 1989, cuando apenas tenían tres meses de trabajo,  entonces el resultado no fue muy bueno y hubo que esperar un par de meses del trabajo más duro para sacarlas a la pista en febrero de 1990.

"En esa oportunidad el resultado fue diferente ya que las premiamos en un rodeo Interasociaciones de Linares y tuvimos una gran actuación en la serie de Campeones, logrando el tercer lugar,  resultado que nos dio 4 puntos para mirar con optimismo la posibilidad de sumar más puntos de completar la collera para ir a Rancagua, ya que en esa época la Asociación Linares tenía como 7 colleras para ir a los clasificatorios", prosigue el relato. 

La verdad es que López tenía razón, porque ese tercer lugar no era producto de la casualidad, ya que las yeguas anduvieron en un alto nivel en la serie de Campeones en una época en que los rodeos de la Asociación Linares en su mayoría eran Interasociaciones, de modo que siempre había que luchar contra colleras de alto nivel de toda la zona central del país.  

A la semana siguiente había Interasociaciones en Cabrero, Asociación Concepción. Para allá partieron Hernández y López a probar fortuna y ver si las yeguas seguían respondiendo.  Lo curioso y notable es que respondieron muy bien,  logrando ganar la serie yeguas el día sábado,  sumando 1 punto a los 4 que ya tenían de la semana anterior, y para alegría de la embajada corralera linarense, Medallita y la Alegría brillaron adjudicándose el triunfo en la serie  de Campeones, sumándose 10 puntos a los que ya tenían (4+1) y con ello la collera quedaba completa y con derecho a participar en  los Clasificatorios.

Respecto a esta actuación,  que fue muy buena,  insistimos,  Miguel López nos cuenta una anécdota ya que en la disputa de la serie de yeguas cuando se corría el tercer animal - en ese tiempo las series de clasificación se corrían con tres toros y no dos como en la actualidad- se le acercó un jinete participante amigo suyo, quien tenía 14 puntos con requisito y necesitaba ganarse la serie para completar la collera.

"'Oye Miguel',  me dijo mi amigo cuyo nombre prefiero omitir,  'dame la pasada porque me falta un punto para completar', y yo le respondí que 'de ninguna manera, porque tenemos 4 puntos y si ganamos con don Juan la serie llegamos a 5, y como mañana domingo ganaremos el champion,  quedaremos completos'", recuerda entre risas Miguel,  refiriéndose a la particular petición. 

A TEMUCO LOS BOLETOS

Si la tarea de completar la collera anduvo rápida, la fase de clasificación para el Campeonato Nacional no tuvo nada que envidiarle, porque Hernández y López apenas descansaron un par de días y de inmediato iniciaron los preparativos para
viajar a Temuco a participar en el Clasificatorio sur, con el objetivo de lograr un cupo para el campeonato nacional de ese año.
Y así fue como muy pronto prepararon los aperos y partieron al sur con las yeguas regalonas que ya estaban dando que hablar a nivel nacional. En Temuco el tema fue relativamente fácil, ya que en la primera serie que participaban -la serie de yeguas- éstas respondieron a la petición de sus jinetes y lograron el segundo lugar para obtener el ansiado cupo y proyectarse así a la máxima cita del rodeo chileno, que se disputaría unas tres semanas después después en la antigua medialuna de Rancagua.

Claro está que no todo fue fácil en esos días, ya que Miguel López estaba sufriendo de algunos problemas de salud y debió consultar un facultativo y el diagnóstico fue cortante: había que operar de la vesícula, provocando entonces gran inquietud tanto en la collera como a sus familiares y la hinchada corralera de la provincia de Linares.
Mientras Miguel esperaba ansioso su recuperación definitiva, su padre, el recordado y querido amigo Javier López (QEPD), se hizo cargo del trabajo de las yeguas y las tuvo a punto para cuando llegó el momento de viajar a Rancagua. Mientras, su hijo recibía el alta médica esperada para poder correr en la máxima cita de esa temporada.

La actuación de Hernández y López en Medallita y Alegría no alcanzó para clasificar a la Final de Chile, pero claramente el desempeño estuvo al nivel de lo que jinetes y sus cabalgaduras habían mostrado durante esos primeros meses del año 1990, siendo premiados por la Federación del Rodeo Chileno por ser la collera que obtuvo el más alto rendimiento de la temporada en la fase de completación de los puntos y su actuación en el primer clasificatorio.

Para el recuerdo no solo nos quedamos con esa actuación, si no de muchas otras jornadas que protagonizaron Hernández y López en la Medallita y la Alegría, porque cabe recordar que en esa primera etapa Miguel permaneció dos años en el equipo de Juan Hernández, aceptando luego una oferta del criadero Muticura de la Asociación Ñuble, donde participó durante solo una temporada, ya que los recuerdos de su actuación en Parral lo trajeron de regreso al año siguiente y se mantuvo acá por otro par de temporadas que aún recuerda con mucha nostalgia, y se emociona mucho cuando evoca esa etapa de su vida.

Mientras tanto, Juan Paulo Hernández, hijo de don Juan y actual socio y a veces presidente del club Parral también nos aporta muchos ratos y antecedentes que hemos insertado en esta nota, y finalmente nos dice:
"En nombre de la familia quiero agradecer esta preocupación que ha mostrado la Asociación de Rodeo Chileno de Linares, y recordar así una etapa que alegró mucho la vida corralera de mi padre y que ahora por motivos de salud no puede expresar esos conceptos, de modo que yo asumo esa responsabilidad y destaco ese gesto como así mismo lo que hiciera la Federación hace algunos años, al concederle el premio a la trayectoria deportiva, hecho que en esa oportunidad lo alegró mucho y lo colmó de alegría. Finalmente, reitero en nombre de la familia mis agradecimientos a la directiva de la Asociación como así mismo a Rodeo Linares".