[FOTO de Osvaldo Rojas, Revista Puntos Buenos No. 3, temporada 1988-1989 de la Asociación de Rodeo Chileno de Linares] Habían muchas fotografías para ilustrar esta historia, pero nos quedamos con esta donde aparecen estas dos figuras emblemáticas del rodeo de la provincia de Linares: Leonel Soto Ortiz (Longaví) a la izquierda y Néstor "Roco" Morales Jaque (San Javier) a la derecha. Siempre tuvieron charlas interminables y muy divertidas por lo demás, de modo que la conversa la estarán continuando arriba.
Por Enrique Gutiérrez y Pamela Lara
El sábado pasado en horas de la tarde fueron sepultados los restos de Leonel Soto Ortíz, hombre de rodeo, quien falleciera el día anterior debido a las graves consecuencias que le produjera un accidente doméstico en su hogar de Miraflores, comuna de Longaví.
Hablar de Leonel Soto - Leo para el mundo corralero - es hablar de un hombre impregnado de rodeo desde su niñez y que la Asociación del Rodeo Chileno de Linares lo pudo conocer en todas sus facetas; como corredor desde su juventud, luego criador y fundamentalmente dirigente desempeñándose como dirigente desempeñándose en varios cargos, llegando a ser Presidente del club Longaví y también presidente de la Asociación de Rodeo Chileno de Linares.
Por si fuera poco, a Leo le sobró tiempo, dedicación y conocimientos para jurar varias finales del Campeonato Nacional de Rodeo en aquella época en que en la caseta solo se sentaban el jurado y su secretario. Por si fuera poco, aceptó el desafío de la directiva de la Federación Nacional de Rodeo para formar a fines de la década del 80 el Cuerpo de Jurados de la entidad, convirtiéndose en su primer Gerente e instructor.
Esa obra de Leonel Soto permanece aún, con muchos otros actores, en la estructura del Rodeo Chileno.
El sensible fallecimiento de Leo Soto nos ha llevado a recordar con mucho respeto y cariño todo lo acontecido que este corralero de corazón nos entregó durante varias décadas, donde proyectó su sapiencia, su generosidad y su humor característico que todo el mundo del rodeo recuerda.
En su compromiso con esta tierra que lo vio creer y desarrollarse, destaca también su paso por la municipalidad de Longaví donde ocupó el cargo de Alcalde a comienzos de la década del 90.
Un dato no menor que nos recordó estos días nuestro amigo Pedro Agurto, contemporáneo de Leo en las faenas corraleras, en las que además siempre hicieron competencia para lanzarse apodos mútuos que provocaron la hilaridad del mundo corralero de esos años.
"Acuérdate Enrique - dijo Pedro el sábado en la tarde - que cuando escribas la historia de Leo no te olvides de destacar que entre todos sus logros, Leo también descubrió a la mejor cantora de Rodeos de Chile, porque allá por el año 87 me comentó que en un lugar que no recuerdo había disfrutado con la voz de una cantora a quien no había visto en ninguna medialuna del país, y que tenía deseos de invitarla a cantar a algún rodeo de la Asociación nuestra. Así lo hizo, la trajo a un Interasociaciones de Longaví y allí todo el público quedó maravillado con esa voz que entusiasmó tanto a nuestra gente y que motivó que muchos clubes la contrataran para venir a los rodeos de nuestra Asociación. Su fama fue creciendo y se multiplicó por todo el territorio nacional. Estamos hablando de Mirta Iturra Bernales, quien recibió gran apoyo de esta Asociación para llegar por primera vez a cantar a Rancagua en el año 1990, escenario donde logró un éxito rotundo durante un cuarto de siglo, retirándose en el Campeonato del 2015", nos manifestó Pedro Agurto.
Al respecto podemos precisar que Mirta Iturra guarda un gran cariño por esta tierra Linarense y siempre ha reconocido el apoyo que recibió de esta Asociación en los comienzos de su vida artísitca.
Podríamos escribir decenas de anécdotas e historias de Leonel Soto Ortiz, pero por el momento nos vamos a quedar solo con estos pasajes, con e recuerdo de una gran persona que vivió el rodeo a concho en todas sus facetas, faltándole solo la de arreglador, aunque habría sido pedirle mucho, porque todo lo que nos entregó además de su cariño y amistad bastan para señalarlo como una de las figuras históricas del rodeo linarense, y especialmente de su tierra longaviana.
Desde estas líneas nuestro saludo para su señora Patricia y sus hijos Leonel, Carolina, Rodrigo y Consuelo, quienes le sobreviven. Omitimos el nombre de Macarena, su infortunada hija que le llevó unos meses de ventaja víctima de un terrible cáncer, pero que lo habrá estado esperando para recibirlo allá arriba.